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Margaret Oliphant

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  Margaret Oliphant Wilson (Wallyford | Escocia 1828 – Windsor | Inglaterra. 1897) fue una novelista, cuentista, redactora y ensayista de la época victoriana. Gran aficionada desde niña a los juegos literarios y a la escritura, su infancia transcurrió entre Midlothian, muy cerca de Edimburgo, y Liverpool, lugar al que se trasladó junto con su familia en 1838, aunque nunca olvidó ni sus raíces ni su herencia escocesa.

El Solitario del Monte Salvaje

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  «Todos los religiosos de Underlach hablan sido degollados. La roca en que cayeron las cabezas de estos infelices, se mostraba por los pastores de la tierra a los viajantes; y hasta un milagro, según la relación de aquellos montañeses, perpetuaba la memoria de la bárbara acción del harto celebre Borgoñón; pues la piedra que sirvió de cadalso a las piadosas víctimas, conservaba aún el color del homicidio, y cual monumento de terror, esta roca, situada a orillas del torrente, con indelebles señales del delito, se llamaba El Pico Terrible».

Los descendientes de la abadía

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«Yo te saludo dulce asilo de mi infancia; bajo tu humilde techo habitan la dicha y la tierna humanidad que oculta el bien que ha hecho. Y vosotros, arboles venerables, prestadme aún el abrigo que han cubierto los placenteros juegos de mis primeros años, cuando sin inquietud y sin cuidados, semejante a las aves que pueblan vuestra frondosidad, veía alegremente correr mi vida».  Oscar y Amanda o  Los descendientes de la abadía .

Soy leyenda

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    Soy leyenda  es una novela de ciencia ficción, con tintes de terror y un toque añadido de suspense, escrita por Richard Matheson (Estados Unidos 1926 – 2013) y publicada en 1954. La historia, que se desarrolla durante un periodo de tres años, que abarcan desde 1976 hasta 1979, es una visión posapocalíptica contada a través de los pensamientos y de las acciones del único superviviente del desastre.

Los vampiros que el tiempo olvidó

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    Vampiros que viajan en tren, niños sin sangre engañados a través de los juegos, mujeres resucitadas, conspiraciones, familias que no se atreven a matar a su propio vurdalak, aristócratas, trovadores, poetas, absorbedores de energía vital, aves malditas, casas, historias de amor y lugares, reunidos todos ellos, en una mezcla de cuentos, relatos y poemas que el tiempo olvidó.

Cuentos negros de Cuba

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«En aquella época (de horas largas y poca prisa), el gato, el perro y el ratón eran inseparables. Los mejores compadres de Cuba solían reunirse en el traspatio de una gran casa de la Alameda, en cuyos vidrios de colores, todavía no hace mucho, venían a morir los reflejos del mar».  La carta de libertad |  Cuentos negros de Cuba .